Vivimos en un mundo en el que la egolatría y la hipocresía siempre están presentes. La humildad y sinceridad escasean.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Estupidez humana.

Si todos respiramos el mismo aire, bebemos el mismo agua, tenemos las mismas necesidades. ¿Por qué hay gente que por el simple hecho de no haber nacido en el mismo lugar o tener un color distinto de piel, reniega de esas personas?, ¿por qué exterminan a otros por tener otras costumbres o religión?. Somos una cadena sin principio ni final; si unos mueren los demás perecen.

People.

Quizás el sentido de la vida sea buscar el sentido de esta. Descubrir todo lo que nos rodea, todo lo que somos capaces de sentir, de hacer y a su vez lo que los otros son capaces de sentir y hacer.
Cada persona es un mundo, un maravilloso mundo esperando a ser explorado. Pero hay mentes marchitas, que solo han conocido los suburbios de este mundo maravillosamente cruel, que solo han sentido desgarradoramente hasta el punto de enloquecer. Se han perdido en un mundo de crueldad y no encuentran el camino de vuelta.
Pero, todos tenemos segundas oportunidades. A veces, en ese mundo marchito, nace una luz; clara y maravillosa que eclipsa todo lo demás o por el contrario esa luz puede llegar de fuera. 

lunes, 8 de noviembre de 2010

Fire.

Las llamas hacen desaparecer todo a su paso o simplemente dejan cenizas de las que nada se puede recuperar. Él era así, le gustaba jugar con las mujeres, dejarlas vacías, hechas cenizas. Era egoísta en su tristeza, no quería ser el único que sufría por un amor perdido. Pero hay una cosa que el no sabía, si jugaba con fuego, podría acabar quemándose. Y así fue.

Away.

Ella caminaba. Volvía a casa del instituto un frío día de invierno. Temblaba y tenía mucho frío, pero no quería llegar a casa. Entrar ahí era como entrar en el mismísimo infierno. Ahí dentro la soledad se hacía más tangible, las ganas de desaparecer volvían.
Llego a las puertas del infierno, pero decidió seguir andando, no quería que la tristeza y la soledad le devoraran, ella quería ser libre, andar hasta que le fallaran las piernas. Y en lo más profundo de su corazón deseaba encontrarle a él por el camino y así seguir los dos juntos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Distancia.

A ella le encantaba como él la miraba, como se preocupaba por cada pequeña herida que se hacía como si fuera muy grave. Le gustaba ver como se debatía entre dale un beso o quedarse parado. Él sabía que no era fácil tratar con ella, que explotaba por cualquier cosa, que era violenta, pero también sabía que era muy dulce y demasiado buena en un mundo tan cruel, pero se amoldaba a él y él sabía que ella era fuerte.
Ella nunca se callaba y siempre le contaba su particular forma de ver el mundo, a él muchas veces le parecían idioteces, pero la escuchaba sin perder el hilo. A los dos les brillaban los ojos de pura dicha cuando estaban juntos. Pero eso duraba más bien poco, vivían lejos uno del otro y solo se veían los veranos. Se conocían desde hace mucho y desde la primera vez que se vieron supieron que no podrían vivir sin el otro.
Ella ahora espera impaciente la noche, ya que él durante el día está muy ocupado para hablar por teléfono. Nunca puede dormirse sin escuchar su voz, le encanta ese sonido tan glorioso y siempre maldice la distancia en silencio. Los dos esperan impacientes por ese verano que cada vez se ve más cerca. Pero también discuten, el estar tan lejos les irrita, ella no quiere amarlo, quiere odiarlo y dejar de sufrir tanto, pero él nunca querría dejar de quererla, él es feliz pensando que algún día tendrán un futuro juntos. Ha hecho tantas cosas por ella, no cree que pudiera encontrar a otra persona igual que ella, es única, pero está pasando por una mala racha y a él no le hace nada de gracia. Ella le llama llorando muchas veces, quiere morirse, está de hospital en hospital y él no puede estar con ella, no puede abrazarla y reconfortarla, decirle que todo irá mejor. Solo espera, poder verla antes de que no aguante más y se suicide cómo muchas veces dice.

lunes, 1 de noviembre de 2010

FREE HUGS

To travel hopefully is a better thing than to arrive.

Viajemos hasta el último rincón del mundo. No nos dejemos nada por ver, aprendamos de todas esas costumbres completamente opuestas a las nuestras. Dejémonos de tonterías, de juzgar por el color de piel, de el lugar donde nacimos... Cojamos solo lo necesario, si es posible solo un cepillo de dientes. Dejemos de querer aparentar, de comprar ropas caras, de querer ser siempre el mejor. Vivamos sencillamente, pero felices, poseer más de lo que posee tu vecino de al lado no te hace mejor. Viaja, conoce a la gente, sus distintos tipos de pensar, de actuar y nunca lo olvides, porque cuando mueras, te llevarás contigo todo lo has aprendido, eso nunca desaparecerá, en cambio, todas esas cosas materiales, terminarán estropeándose o quedándose en el olvido.

Soledad.

Ansiamos a una persona que nos comprenda, sentir que no estamos solos, que nos entienden. Pero no es así, toda persona es distinta, no hay dolor semejante, creemos comprender, pero no lo hacemos. Juzgamos, no somos conscientes de que no tenemos derecho a hacerlo. Nunca llegarás a conocer del todo a una persona, nunca llegarás a entender su dolor o su alegría, lo compartirás, pero no lo entenderás del todo. Vivimos engañados, estamos solos. Nacemos solos y morimos solos. Y, en los peores momentos, nadie esta ahí del todo.
Todos nos paramos a pensar alguna vez si haremos algo grande en esta vida. Si llegaremos a ser famosos, políticos, científicos… O si por el contrario, naceremos y moriremos sin haber dejado huella en el mundo. Es erróneo pensar que hay gente que no deja huella en el mundo. El gesto más pequeño, sin importancia, puede cambiar la vida de alguien sin darte tu cuenta, y así haber dejado tu huella. Porque alguien te recordará, para alguien serás esa persona que cambió su vida, aunque tu no te acuerdes de ella.